sábado, 2 de febrero de 2013


Informers, otra pesadilla más... (I)


La irrupción del móvil, en la vida de los menores es inevitable y su atractivo también. El fenómeno cambia tan rápido que la forma como lo conocemos hoy es muy diferente de la hace dos años y como será dentro otros dos. Partimos de que Internet, tiene muchos riesgos.

Muchos de nosotros pensamos que estas tecnologías son perjudiciales para los menores. Como padres, son los que lo vemos más directamente y más cerca. Adolescentes y menores, a través de Internet están rodeados de: porno, acoso virtual y otros contenidos no apropiados. Todo esto no nos permite velar directamente por su seguridad, aunque fijemos filtros de seguridad en los móviles, Pc 's o router's, para filtrar el acceso a esta información.

Todo tipo de redes sociales y micro-sociales (Facebook, Twitter, Google+, Gossip (informers), foros, chat s, mailing), se utilizan para buenas y malas intenciones. Estas últimas se agravan en la red (injurias y calumnias o faltas graves o de desprecio, cotilleos, mensajes subidos de tono y mensajes de amoríos a desconocidos, entre otros ciber animalarios), donde se dan las condiciones ideales para la victimización del receptor con la «contracción del espacio y la expansión potencial de la comunicación». Tenemos un grave problema y es que quien no está en las redes no existe.

La reacción del "perjudicado" y la implicación de agentes externos como los profesores y directores, amigos y familiares, policías y jueces es vital. La posibilidad que da Internet, para actuar sin ser visto es muy atractiva. ¡Ciberdelitos!. Facilita todo tipo de vejaciones y sufrimientos gratuitos a los menores, dado que los perfiles de los menores, son muy abiertos a las redes. Cualquier tipo de mensaje pernicioso que podamos ver en los dispositivos electrónicos de nuestros menores, tenemos que denunciarlos al administrador de la red virtual para que los retire. Si no lo conseguimos, entonces tenemos que ponernos a denunciar directamente a la policía.

www.gifanimado.orgMiles de mensajes se cruzan hoy en el ciberespacio colegial,  el atractivo de ser “Informer” de un instituto, la posibilidad de ocultación de quien informa y la expansión exponencial e instantánea de dicha información colocada (verídica o no) son las claves de su éxito en estas redes micro-sociales.

La tarea es ardua y dolorosa. No podemos ni debemos bajar la guardia en ningún momento para defender los derechos de nuestros menores.







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